El Polo Norte Avanza Sobre el Mar Mediterráneo
El vórtice polar ártico desencadenó una de las tormentas más devastadoras de la historia de España, conocida como Gota Fría o DANA.
Todo comienza en el Polo Norte, con el desplazamiento hacia el sur de un vórtice polar ártico que preparó el escenario para que el aire frío se desplazara rápidamente hasta chocar con la humedad cálida del Mediterráneo, cayendo con toda su intensidad en Valencia.
¿Qué es el vórtice polar ártico?
Es una gran área de baja presión y aire frío que rodea ambos polos de la Tierra y se intensifica durante los meses de invierno. Este fenómeno meteorológico también se hizo presente en el sur de América este invierno, con un vórtice polar estratosférico que rompió récords y del cual hablamos en la nota que sigue a continuación.
El fenómeno se origina a partir de una corriente de vientos polares muy intensos, que oscilan entre 150 y 300 km/h y se forman en la parte alta de la atmósfera, a 9.000 metros de altitud. Estos vientos circulan alrededor del Polo Norte, de oeste a este. Luego descienden más cerca de la superficie terrestre y se desplazan, transformándose en masas de aire, ciclones o, en este caso, DANAS.
A Diferencia de Otros Temporales, una DANA Puede Permanecer en un Lugar Durante Varios Días.
En invierno, el vórtice se fortalece, creando un remolino de aire helado con fuertes vientos de corriente en chorro que descendieron hacia la península ibérica para enfrentarse a un frente de aire cálido del Mediterráneo. Esto generó condiciones climáticas severas, intensificando el sistema de tormentas, con lluvias intensas y tormentas eléctricas que superaron los 800 mm en solo 24 horas, según algunos pluviómetros. Los niveles de lluvia alcanzaron proporciones históricas en la región, con zonas como Chiva que registraron más de 445 litros por metro cuadrado en 24 horas, provocando graves inundaciones y daños en toda la Comunidad Valenciana. Ese torrente de agua y lodo arrasó con todo a su paso.
Estamos ante la gota fría o DANA más devastadora de la historia reciente de España. Este fenómeno meteorológico no es un evento aislado, sino el resultado de años de sequía, de una topografía particular y de redes hídricas agotadas y impermeabilizadas por sequías prolongadas. También hubo fallas en los sistemas de alerta temprana y en la planificación de infraestructuras adecuadas para resistir estos embates recurrentes.
2000 Años de Historia
En Zaragoza, sigue en pie una represa romana de 2000 años que evitó el desastre de la DANA en un municipio.
En Almonacid no se registraron daños ni heridos, lo que alivió al municipio.
Los españoles destacaron la eficiencia de esta represa, construida en el siglo I d.C., en la época del emperador Augusto.
Esta represa, la más alta de origen romano en el mundo, es conocida como “La Cuba”. Esta estructura, de 34 metros de altura, es reconocida como la presa romana más alta que se conserva en el mundo.
1982
Durante la intensa borrasca DANA que azotó Valencia el 29 de octubre de 2024, la represa de Tous, originalmente construida en la década de 1950 y reconstruida después de la catastrófica Pantanada de Tous de 1982, se vio afectada nuevamente.

Durante esta tormenta para gestionar el caudal sin precedentes y aliviar la presión, las autoridades de la represa tuvieron que abrir las compuertas. Esta acción ayudó a evitar un desbordamiento mayor y permitió controlar las inundaciones aguas abajo.
La represa de Tous en Valencia tiene una historia importante vinculada a fenómenos meteorológicos extremos. Su capacidad de gestión de inundaciones modernizada fue crucial para mitigar daños potenciales y evitar la repetición de desastres pasados.
La alerta temprana tiene mucho más que 2000 años; las obras están atrasadas en relación al tiempo transcurrido.
El Tiempo pasa y las DANAS continuarán viniendo.
En el Polo Sur los Tiempos Corren a Más de 350km/h
Existe una interrelación entre el vórtice estratosférico antártico, La Niña y el agujero de ozono.
Cuando todas las miradas están puestas en el Ecuador en el Polo Sur; a una altura entre los 15 y 30 km, hay instalado un vórtice polar estratosférico con vientos de 350 km/h que supera al paralelo 20° Sur abarcando casi un 80% de la superficie del hemisferio Sur.
Este vórtice ha sido observado solo en tres ocasiones en la era satelital: en septiembre de 2002, en 2010 y en agosto-septiembre de 2019.
En este 2024, ha favorecido un invierno patagónico que se presentó anticipadamente en abril, con sensaciones térmicas de hasta -25 °C y nevadas fuertes y persistentes en la cordillera, meseta y en la parte más austral del Mar Argentino, cubriendo una superficie de 500,000 kilómetros cuadrados.
El evento del 7 julio fue el calentamiento estratosférico más temprano jamás observado en los 44 años de registro de la Oficina de Modelado y Asimilación Global (GMAO – NASA)
Llegado septiembre, el vórtice polar estratosférico continúa activo desde hace 3 meses.
El vórtice estratosférico antártico, el agujero de ozono y el fenómeno de La Niña están interrelacionados a través de los complejos procesos atmosféricos que afectan el clima global.
Vórtice Estratosférico Antártico:
Este vórtice es una zona de baja presión que se forma sobre la Antártida durante el invierno austral en la estratósfera. Tiene un papel crucial en el confinamiento del aire frío sobre el continente y, por lo tanto, en la estabilidad de la capa de ozono. Su fuerza y estabilidad afectan la dinámica atmosférica, y un vórtice fuerte tiende a retrasar la destrucción del ozono, mientras que un vórtice débil puede permitir que las sustancias que destruyen el ozono accedan más fácilmente a la estratósfera.
Agujero de Ozono: El agujero de ozono se agrava por las reacciones químicas que ocurren dentro del vórtice polar antártico. Cuando el vórtice es fuerte y frío, las reacciones químicas que destruyen el ozono son más activas. Aunque las medidas internacionales han reducido la emisión de sustancias destructoras de ozono (como los CFC), su impacto persiste debido a la presencia prolongada de estos compuestos en la atmósfera.
Finalmente un vórtice polar fuerte tiende a contener el aire frío y limitar su desplazamiento hacia latitudes más bajas.
Mientras que un vórtice debilitado puede facilitar incursiones de aire frío y contribuir a cambios en los niveles de ozono.
Retraso de La Niña: La conexión entre el vórtice y La Niña radica en el impacto que tiene el comportamiento de los vientos y las temperaturas en las capas altas de la atmósfera sobre los patrones climáticos globales. En años donde el vórtice antártico es anormalmente fuerte, las corrientes de chorro que influyen en la circulación atmosférica pueden retrasar la aparición de La Niña, dado que estas corrientes afectan la transferencia de calor entre los océanos y la atmósfera.
Un vórtice estratosférico antártico fuerte tiende a enfriar la región, como sucedió en el transcurso de este invierno, lo que puede reducir la influencia de El Niño en el Hemisferio Sur, pero cuando este se debilita, las conexiones entre el sistema climático y los patrones oceánicos cambian, afectando el ciclo El Niño-La Niña.
Las dinámicas atmosféricas son complejas y dependen de múltiples factores, incluyendo fenómenos como La Niña y las condiciones estratosféricas.
El vórtice estratosférico que está en la Antártida desde hace más de 3 meses, tiende a enfriar la región, lo que puede reducir la influencia de El Niño en el Hemisferio Sur, pero cuando este se debilita, las conexiones entre el sistema climático y los patrones oceánicos cambian, afectando el ciclo El Niño-La Niña y si a esto le sumamos el efecto sobre la capa de Ozono el cual por coincidencia y estacionalidad se encuentran a la misma altura y ubicación, convirtiendo a la Antártida en un verdadero polo fenoménico y climático que está trabando sobre un nuevo escenario climático que nos plantea preguntas cuyas respuestas deberemos esperar.
La Niña Juega a las Escondidas
La demora en el arribo de La Niña da señales de un escenario que, de repetirse al del 2021-2023, es probable que reproduzca sequías duales que afectarían al suroeste de América del Norte y el suroeste de América del Sur, poniendo en riesgo la producción mundial de alimentos.
Este tipo de eventos han ocurrido al mismo tiempo en múltiples ocasiones durante los últimos 1,000 años, coincidiendo con eventos de La Niña.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia ha demostrado que se han producido nueve megasequías en el suroeste de América del Norte durante ese periodo, y doce han ocurrido en el suroeste de América del Sur.
También encontraron que siete de las nueve megasequías ocurrieron simultáneamente en ambas regiones.
Históricamente, los períodos de transición prolongada entre El Niño y La Niña, conocidos como fases neutrales del fenómeno climático El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), han ocurrido en varias ocasiones. Estas transiciones no siempre son inmediatas y pueden variar en duración y características pudiendo ser de varios meses a más de un año.
Se espera que La Niña moderada tenga efectos menos severos en comparación con eventos anteriores, lo que podría resultar en menos sequías y una mejor distribución de las lluvias en regiones afectadas como Argentina y otras partes de América del Sur.
A pesar de estas proyecciones, existe un nivel considerable de incertidumbre en los modelos climáticos, lo que significa que las condiciones pueden cambiar a medida que se acerque la fecha.
Las actualizaciones continuas de los modelos serán esenciales para ajustar estas predicciones.
Mientras tanto La Niña no revela sus intenciones.

Dos Polos No Tan Opuestos
Los Polos Planetarios presentan condiciones, en algunos casos semejantes, una de ellas son los vórtices polares estratosféricos.
En las estratósferas de ambos polos se desarrolla un fenómeno muy particular conocido como “vórtice polar estratosférico”, el cual juega un papel fundamental en el clima de sus respectivos hemisferios, destacando por su alcance y magnitud a nivel planetario, no solo por su fuerza, sino también por su escala.
La circulación en el Ártico es de norte a sur y en sentido contrario a las agujas del reloj, mientras que en la Antártida es de oeste a este, siguiendo el sentido de las agujas del reloj.
Los vórtices polares del Polo Norte y del Polo Sur son fenómenos meteorológicos caracterizados por ser áreas de baja presión y circulación de vientos en las regiones polares, siendo clave en la meteorología y en la formación de muchos tipos de sistemas climáticos. Sin embargo, presentan diferencias significativas en su comportamiento y características.
El Polo Norte es mayormente oceánico, con temperaturas menos extremas que el Polo Sur, mientras que la Antártida es un continente donde las temperaturas pueden alcanzar hasta -70 °C en invierno, lo que la convierte en el lugar más frío de la Tierra.
Durante el invierno, las temperaturas en el Polo Norte pueden descender hasta -40 °C. Sin embargo, la influencia del océano y la presencia de hielo marino moderan estas temperaturas en comparación con las del Polo Sur. La circulación del aire en el Ártico tiende a ser de norte a sur, facilitada por la presencia de montañas como las Rocallosas, que permiten la entrada de sistemas de baja presión hacia latitudes altas.
Estas diferencias en la estructura y comportamiento de los vórtices polares tienen implicaciones significativas en el clima global y en los patrones meteorológicos que afectan a otras regiones del mundo.
De Polo a Polo
Vórtice Polar Ártico (Polo Norte):
El vórtice polar ártico se encuentra en una región compuesta en gran parte por océano (aproximadamente el 72% del área), lo que influye en su dinámica y en la temperatura del aire sobre la superficie.
Vórtice Polar Antártico (Polo Sur):
En contraste, el vórtice polar antártico se encuentra sobre un continente (Antártida) que abarca solo un 22% de océano. Esto contribuye a que sea una región más elevada y fría.
En el Polo Norte, el “vórtice polar estratosférico” ha ocurrido con mayor frecuencia, afectando a regiones de Canadá, el noreste de Estados Unidos, Europa y Rusia durante la temporada de primavera y verano.
En el Polo Sur, sin embargo, este fenómeno ha sido observado solo en tres ocasiones en la era satelital: en septiembre de 2002, en 2010 y en agosto-septiembre de 2019.
En 2024, entre 15 y 50 km por encima del Polo Sur, durante el invierno austral, se formó un “vórtice polar estratosférico” cuyo centro de bajas presiones hizo girar a los vientos en sentido de las agujas del reloj, con velocidades promedio de unos 300 km/h.
Ambos polos son actores climáticos importantes, y apenas estamos comenzando a comprender su participación en los fenómenos climáticos, atmosféricos y oceánicos, así cómo los Polos están reaccionando al calentamiento global que afecta directamente a las dinámicas estructuras de hielo que los recubren.
Por lo pronto, tanto la Antártida como el Ártico tienen una historia geológica que evidencia haber tenido condiciones y posiciones muy diferentes a las actuales que nos indican que todo está en movimiento y ninguna posición es perpetua.
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