Diseño y Geografía Planetaria

Las primeras representaciones del planeta fueron mapas realizados de forma artesanal, curiosa, aventurera y a ojo.
Los primeros mapas de los que hay registro fueron realizados hace más de 14 000 años y esta actividad se puso en marcha atravesando el tiempo y la historia sorprendiendo el ingenio y la percepción de estos talentosos dibujantes, que con arte y lujo de detalles representaron desde un plano tan horizontal como el horizonte mismo algo que no estaba en su escala mental y que aún hoy los satélites siguen intentando detallar.

Los mapas son los principios de una curiosa relación vinculante entre hombre y naturaleza. Allí fue donde demostramos que graficar al planeta era una tarea que atravesaría el tiempo y la tecnología, evolucionando de forma tal que se fue ganando cada vez más precisión, con una utilidad e interactividad que hoy habita de forma natural en cada dispositivo de los que utilizamos. Pero ellos nacen del dibujo, del diseño y del arte de cada una de las épocas que los supo representar.

Cuando hablamos de Geografía estamos involucrando etimológicamente dos actividades que marchan de la mano: la Ciencia (Geo
) y el Arte (Grafía). Ambas se encuentran presentes en toda la naturaleza animal, vegetal, líquida o mineral que habita en cada una de las diferentes capas planetarias y del mundo fenoménico, revelándosenos desde una estética y un diseño orgánico de deslumbrante color, textura, dimensión y volumen.

El conocimiento científico progresó y recién en 1969 se logró retratar por primera vez, y desde la luna, al globo planetario en forma completa. El proceso de obtener una “Carto Grafía Foto Gráfica” quedó en manos de la fotografía, un arte que con sus jóvenes 100 años fue la responsable de captar una imagen de nuestro mundo, aumentando la precisión de nuestras observaciones. Lo líquido, lo físico y lo atmosférico se unen a esta dinámica de permanente rediseño planetario que no solo abarca a sus ecosistemas, geografías físicas, climatológicas y atmosféricas: el Planeta se nos presenta como multidimensional, interactivo y en permanente movimiento para desterrar aquella idea de lo estático o inerte. Las placas tectónicas, el geomagnetismo y el mismo movimiento de rotación y traslación así nos lo indican y demuestran.

El Arte y la Ciencia tienen a sus cultores que se remontan hasta los principios, en las cavernas, cuando los humanos empezamos a recorrer el planeta y a registrar historias y eventos, llevando muchos de esos relatos hasta niveles religiosos como sucedió con el Sol, la Luna, los solsticios, los rayos y otras actividades fenoménicas.

Entre los registros de los visionarios que reconocieron esta obra maestra que habitamos nos encontramos con Heródoto (484-420 a.C. con su descripción de paisajes y culturas) y Eratóstenes (276-194 a. C.), que fue el primero en utilizar la palabra Geografía. Más tarde, se les unieron Estrabón, Claudio Tolomeo y muchos apasionados más.

Gracias a la ciencia de la Geomorfología sabemos que la fisonomía del Planeta fue cambiando a través de las eras mientras se adaptaba a nuevas circunstancias que recién estamos comenzando a interpretar y de las que no han quedado demasiadas evidencias, como si a sabiendas el Planeta adhiriera al dicho: “lo pasado, pisado”.

Y en esta permanente re configuración planetaria se observan los diferentes planos que la componen y que interactúan en forma dinámica una de estas formas, y que los primeros cartógrafos se encargaron de dibujar, fueron las costas y las dimensiones continentales e insulares, cada una de ellas posee características singulares no solo por ubicación sino por forma y estos campos son en si mismos actores climáticos de gran importancia e impacto. Para sitar un par de ejemplos tenemos a los Golfos y a las formas peninsulares.

Los golfos están presentes en dimensiones colosales y minúsculos pero desde su lugar cada uno trabaja zonificada o regionalmente según donde estén ubicados. En América del Norte el Golfo de California y el de México son dos ejemplos de un diseño que guarda ciertos puntos de contacto con los Golfos de Suez y Ácaba*. Por lo pronto los cuatro están en el paralelo 30.

En el Mar Mediterráneo tenemos tres formas peninsulares la Ibérica, la Itálica y la Griega, a nivel continental en el hemisferio Sur Argentina y Chile son las que dibujan a la América del Sur, Africa termina siendo de una forma similar y la India lo hace en el Índico. La topografía sudamericana se suma al arte y al diseño geográfico aportando  un sin número de perfiles, tamaños y volumetrías singulares como la cordillera de los Andes con elevaciones que superan los 6.000 mts. y una extensión que supera los 7.000km y si vamos por debajo de la superficie de ambos océanos podemos sumergirnos hasta profundidades aún mayores que recién estamos cartografiando así como del lado atlántico se encuentra una plataforma submarina que posee características únicas en el planeta.

Esta nueva capacidad de observar nuestro medio ambiente permitió tener una profunda mirada y una mayor perspectiva de lo micro y lo macro. Entre estos dos mundos paralelos está la humanidad. En ella también viven lo multidimensional y otros componentes sintientes que están presentes en la naturaleza que nos rodea. Esta manifestación encuentra en el arte y la ciencia a dos mundos complementarios y quienes los cultivan lo hacen con honestidad intelectual y dedicación vocacional, desde un profundo respeto y admiración por el medio ambiente en todas sus sorprendentes manifestaciones.

* La máxima autoridad internacional en materia de delimitación de mares, la Organización Hidrográfica Internacional («International Hydrographic Organization, IHO), categoriza a los golfos de Suez y Áqaba como a dos mares. 

La humanidad posee una condición que la ubica en un lugar de privilegio, pues a ella se le ofrecen generosamente todos estos recursos de libre disponibilidad a los que debemos observar, retratar, entender, decodificar, administrar y proteger. Pero para llegar a ese objetivo superior, como primera medida deberemos cuidar de nuestra propia humanidad, pues en ese principio se guarda el conocimiento que nos hará tomar conciencia del verdadero sentido de la preservación. En cada uno habita una singularidad que también merece ser reconocida, pues todo lo que nos rodea se nos provee para que alcancemos ese objetivo que a todas luces es prioritario, pues para subsistir tanto el Planeta como los humanos necesitan crear las condiciones dadas para mantener una relación de real y auténtica complementariedad, algo que todavía no ha sido debidamente entendido.

La Ciencia y el Arte son dos poderosas herramientas surgidas de la voluntad humana que trabajan sobre la prueba y el error, observando, intuyendo, ensayando, analizando, verificando lo concretado desde una contínua actualización en una permanente búsqueda de ese doble objetivo que es honrar la vida de lo particular a lo general y de lo general a lo particular sin perder nunca de perspectiva la fragilidad propia como la del sistema.

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Un Trabajo Redondo

Los astrónomos helenísticos establecieron la esfericidad de la Tierra en el siglo III a.C. y ya entonces se construyeron los primeros globos terráqueos, aunque no se ha conservado ninguno. El globo terráqueo más antiguo data del año 150 d. C. Pero desafortunadamente, hoy no se conservan globos terráqueos de la Antigüedad o de la Edad Media.